Tras décadas de guerras sembrando miserias, hambrunas y odios, ahora cultivamos demonios de negra bandera,
Fusil en una mano, el coràn en la otra, negro su corazón lleno de odio está.
Su ira desatan sobre inocentes, llenando de odios las tierras que pisan.
En las tierras de la Gran Babilonia, escondidos tras el coràn infunden la ley de muerte y de odio.
Llueve de día y de noche en las tierras de Alá, por sus hijos inocentes caídos, en manos de falsos profetas de oscuro corazón.
Lluvias de bombas, fuego y azufre salpican las tierras del Califato, trayendo mas odio y sed de venganza entre los discípulos del negro profeta.
Una noche cualquiera en la ciudad del amor y la luz, la gente disfruta del ocio ,unos tomando café en las terrazas, otros esperando el concierto que esta por comenzar, y otros en el estadio de Francia hoy juega su selección.
De repente se levanta una tormenta de fuego y de pólvora, los de negro corazón buscan venganza por las bombas caídas en las tierras del gran Califa.
El café se tiñe de sangre, el estadio de Francia enmudece del gran estruendo, que cerca de hay un bomba a cegado la vida de los pobres incautos que por los aledaños pasaban.
Suenan los primeros acordes, pero no hay tiempo de mas, la tormenta a entrado en la sala, cambiando las notas por silbidos de muerte.
El odio y la rabia de los demonios de negra bandera, se transforman en gritos y sangre, de cien almas caídas.
Un mundo conmocionado reza por las los caídos en la tormenta de París, pero ya nadie recuerda los muchos que ya han caído, bajo la negra bandera.
Tras la tormenta, el mundo responde con mas lluvias. Mas ríos de sangre de inocentes, buscando culpables.
Mas odio y sed de venganza llenan los corazones de los demonios.
Mas tormentas preparan para el mundo entero, mas noches para olvidar, mas almas por las que llorar.
Que callen tambores, que vuelen palomas, que se unan los corazones de los hombres, que extingan las guerras, que la paz llene por siempre la faz de la tierra.
